Critica los principios en que se basa la didáctica en la escuela primaria, según la cual los niños sólo aprenden si se procede de lo concreto a lo abstracto, de lo conocido a lo desconocido, de lo sencillo a lo complejo, y de la manipulación a la conceptualización simbólica. Estos planteamientos olvidan las herramientas fundamentales con que cuentan los niños para atribuir significados a su experiencia y a la nueva información que reciben: la imaginación y la fantasía. Actualmente la mayoría de los autores, basándose en observaciones empíricas, afirman que los niños aprenden a partir de lo que ya saben. Por tanto, cuando los niños llegan a la escuela, son capaces de producir imágenes mentales y tienen emparejados unos conocimientos abstractos potentísimos: bondad/maldad, valor/cobardía, verdad/mentira, etc. Tanto las imágenes mentales como los conocimientos abstractos permiten a los niños comprender Blanca Nieves, o hacer que en su imaginación los animales hablen, aun cuando saben por su experiencia que esto no es así. |
Si sabemos que lo anterior es cierto, entonces no podemos afirmar tajantemente que el niño aprende de lo concreto a lo abstracto. Por tanto no podemos decir que no se enseña Historia a los niños pequeños porque éstos no tienen los conocimientos abstractos necesarios para darle sentido. Los niños cuentan con las herramientas conceptuales necesarias para dar sentido a la Historia, para aprender sobre nuestro pasado, para entender la lucha por la libertad y contra la violencia, etc. Los niños utilizan estos conceptos para aprender sobre aspectos del mundo y de la experiencia. |